miércoles, 29 de septiembre de 2010

El Jardín de los Milagros

Uno de los destinos turísticos coloniales más visitados de México: Guanajuato, especificamente en el barrio de San Javier, es donde se encuentra este reconocido restaurante. Ya casi con seis años en el mapa, el Chef Bricio Dominguez y su cocina de autor, han intentado mantener la calidad y la innovación en el menú, lo cual, lo hacia uno de los primeros restaurantes en Guanajuato en traer una propuesta diferente y creativa.

Bajo mi propio gusto, vista y tacto, el restaurante esta muy distante de su propuesta inicial, sin embargo es importante darle crédito a la primera impresión del mismo. Al entrar te encuentras con una casa de piedra hermosa, con jardines, que hacen alusión al nombre y te reciben con buena cara, por lo que parece casi indispensable permanecer al aire libre. El ambiente parece ser extraordinario, hasta que llega el primer contacto con el servicio, desordenado y mal informado. El segundo contacto donde cabría la posibilidad de olvidarse del primero, se desvía aún más y lo empeora, el personal no sabe tener contacto con el comensal, desconoce la carta y llega a omitir algunos ingredientes de la misma.



No todo es malo, algunas entradas lo salvan como las quesadillas de escamoles. El problema parece olvidarse hasta que el mesero trae el plato fuerte, no puedo generalizar todo el menú, sin embargo tiene que parecer preocupante que de tres platos fuertes ninguno sobresalga y peor aún que los ingredientes principales que los hacen diferentes, no se distingan y sean tapados con secundarios, los cuales no son explicados ni por los meseros, ni dentro del menú, como es el caso de los camarones en salsa cremosa de ostión ahumado, suenan excelente y parecería que de la misma manera sabrían excelente, sin embargo es una decepción que el sabor del ostión quede imperceptible por la gran cantidad de plátano dominico rebanado.






Una vez que termina la historia del segundo tiempo, empieza el tercer contacto con el mesero, o no, por que tarda en ofrecer el postre, y para este tiempo lo único que pasaba por mi mente era pagar y salir, no antes sin intentar recuperar una sonrisa, y sorpresivamente fue en el baño, el cual asemeja a un hotel de cinco estrellas al igual que sus amenidades. Sin más que decir, espero que la próxima visita, el chef recupere lo que al inicio fue el Jardín de los Milagros y le de más importancia al servicio y sobretodo al menú e ingredientes locales que, en mi opinión, podrían rescatar bien este lugar y hacer valer el cheque promedio de $500.


2 comentarios:

  1. Gio, la retroalimentación siempre es buena, sobre todo viniendo de quien nos hizo favor de visitar. El Jardín de los Milagros, como cualquier otra empresa y particularmente en el área gastronómica, es mucho más importante, por ello, te agradezco que nos ayudes a ubicarnos es fácil perderse en lo urgente y olvidar lo importante. Servir sin servir no sirve. Gracias mil, todo el personal del restaurante trabajamos y trabajaremos más arduamente mejorando lo que sabemos hacer. Las puertas del Jardín están abiertas para TI, ojalá pronto tengamos noticias tuyas (te estoy invitando) para que vuelvas a ser esa crítica objetiva, que todo lugar, servicio y comida, requiere. Un abrazo. Bricio Domínguez

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  2. Nos es muy grato saber que toma en cuenta la opinión de sus comensales. El equipo de Estoycamote le agradece la invitación y esperamos volver a guanajuato pronto.

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